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Claves para una estrategia empresarial con horizontes de corto y largo plazo

Si la cuestión de la estrategia empresarial fue captando cada vez más la atención en el escenario de los negocios, es por la evidente relación que existe entre los fracasos gerenciales y la pobre vinculación de la dirección estratégica y los resultados empresariales.


Los empresarios y los niveles gerenciales (especialmente las altas gerencias) son plenamente conscientes de la necesidad de contar con una política de expansión y crecimiento bien definidos y delineados, y líneas de acción que garanticen un desarrollo ordenado y minimicen los riesgos.


En este contexto, delimitar horizontes de corto y largo plazo facilita el diseño de una estrategia empresarial con objetivos óptimamente definidos en dos marcos temporales complementarios y que se necesitan mutuamente. Un largo plazo desdibujado, o pobremente definido, alimenta el riesgo de un día a día excesivamente marcado por las urgencias. Por el contrario, la falta de definición de objetivos y estrategias que le aporten nitidez al tiempo presente impide contemplar el futuro lejano con objetividad y realismo.


Entender las implicancias y no desdeñar la estrategia empresarial


Entender en qué consiste la estrategia empresarial, y para qué sirve, ayuda a darle la importancia que realmente tiene para no fracasar en el logro de los objetivos de negocio.


Cuando tomamos nota de la cantidad, variedad y complejidad de los procesos y tareas que se desarrollan en la empresa, todos orientados al logro de los Objetivos Estratégicos del negocio (con mayúsculas), vemos la necesidad insoslayable de una Dirección Estratégica.


Hablamos de áreas y procesos tan disímiles como la calidad de productos y servicios, la atención y fidelización de clientes, la gestión y desarrollo del talento humano, la gestión de costos, etcétera. Imposible entenderlos y tratarlos como módulos independientes unos de otros. Se trata de una cadena de valor entrelazada y mutualmente interdependiente, que requiere una coordinación que articule la secuencia de tiempos para que todo confluya hacia esos objetivos de corto y largo plazos de los que hablábamos más arriba.


Expresado en términos algo más académicos, podemos decir que la estrategia empresarial es el rumbo que una empresa se traza a sí misma para crear valor. Incluye la definición de objetivos, tanto como los recursos de los que dispone y las acciones que desarrollará para lograr los resultados esperados. En términos más simples: qué hacer y cómo lograrlo.


El Balanced Scorecard para gestionar la estrategia empresarial


Ubicar en un mismo plano la estrategia empresarial y sus horizontes de corto y largo plazo cobra pleno sentido cuando pensamos en el Balanced Scorecard (o Cuadro de Mando Integral) como herramienta de gestión empresarial.


¿A qué nos referimos? A un escenario repetido hasta el infinito en el ámbito de las empresas cuando aparecen los síntomas y las señales de fracaso y colapso inminente. Nadie sabe exactamente qué es lo que está sucediendo, va creciendo la incertidumbre en cuanto a las causas y razones, las culpas y deslindamiento de responsabilidades se ponen a la orden del día, y las soluciones están ausentes sin aviso.


¿Cuál es la diferencia con empresas reconocidas por su gestión exitosa a lo largo de períodos prolongados? Sin caer en la falacia de destacar una única razón, sin lugar a dudas una gestión unificada y coordinada juega un rol crucial y preponderante. Y, a la hora de ver cómo lo logran, una buena plataforma tecnológica de gestión es una variable sine qua non (sin la cual no).


Los aportes del Balanced Scorecard para la gestión empresarial


No vamos a extendernos en este artículo describiendo las características y funcionalidades distintivas del Balanced Scorecard, pero ningún empresario o directivo empresarial debe desconocer los aportes de esta herramienta para lograr una gestión sustentable y exitosa en el corto y mediano plazos.


El Balanced Scorecard aporta a la gestión empresarial una visión de conjunto, tanto en sentido vertical como horizontal, de los grandes objetivos de negocio y del rol que cada área desempeña en el logro de los mismos, con indicadores que permiten monitorear y controlar el grado de cumplimiento a lo largo del tiempo (los famosos KPI, o “Key Performance Indicators”).


En otras palabras, el Balanced Scorecard es no solo una formidable herramienta tecnológica. Tiene como fundamento, además, una metodología de gestión empresarial que está fuera de discusión. Entre ambas (metodología y software), permiten detectar las “desviaciones” en las primeras instancias de su aparición, y así aplicar las correcciones que aseguren que cada parte de la cadena de valor de la organización está haciendo su parte de la manera correcta y óptima.


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